Detrás de la bandera
Que flamea enhiesta
Unas manos sostienen
El universo mítico
Del hasta flotante.
Los puños crispados
Y rutilantes
Empuñan la victoria
Convertida en llama.
El fuego alcanza
Los alcázares del cielo
Consume las almenas
Y despoja el último
Brillo del ensueño.
Sobre los muros
Las doncellas intrépidas
Lanzan al aire
Los vértices deslumbrantes
De la algarabía
El grito
Y la fuerza inconclusa
De la satisfacción.
Después
Y solamente después
Vuelve la calma
A sembrar los robledales
Por donde han de pasar
Los jinetes vencedores
Cuyas heridas
Dejan sobre el sendero
El lejano sabor de la batalla.
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